EL MITO DE LA CRUZADA DE FRANCO
Herbert R.Southworth
De Bolsillo/Random House Mondadori
Barcelona, 2008
704 pp.
UN REFERENTE IMPRESCINDIBLE
La aparición clandestina de este libro en la España de los años sesenta, editado en París por Ruedo Ibérico y justo un año antes de que el régimen celebrara sus irónicos Veinticinco Años de Paz –paz fracturada a través del golpe de estado y la guerra civil subsiguiente– hizo que la propia dictadura se planteara una reconversión de la forma en que estaba contando a los españoles la gesta gloriosa de vencer, con Franco, Franco, Franco a la cabeza, al bolchevismo en los campos de batalla (y por primera vez en el mundo, según la propaganda). De ahí que apareciera, a través de los servicios del inefable Manuel Fraga, ministro de Información (!) y Turismo, dueño de calles y fabricador de bulos sobre presos a los que les daba por creerse hombres alados, una sección de estudios de la guerra civil dirigida por un funcionario más bien gris pero destinado a hacer historia (del disparate): Ricardo de la Cierva y Hoces.
La aparición clandestina de este libro en la España de los años sesenta, editado en París por Ruedo Ibérico y justo un año antes de que el régimen celebrara sus irónicos Veinticinco Años de Paz –paz fracturada a través del golpe de estado y la guerra civil subsiguiente– hizo que la propia dictadura se planteara una reconversión de la forma en que estaba contando a los españoles la gesta gloriosa de vencer, con Franco, Franco, Franco a la cabeza, al bolchevismo en los campos de batalla (y por primera vez en el mundo, según la propaganda). De ahí que apareciera, a través de los servicios del inefable Manuel Fraga, ministro de Información (!) y Turismo, dueño de calles y fabricador de bulos sobre presos a los que les daba por creerse hombres alados, una sección de estudios de la guerra civil dirigida por un funcionario más bien gris pero destinado a hacer historia (del disparate): Ricardo de la Cierva y Hoces.
Una de dos: o la dictadura era muy inepta realizando lavados de cerebro o el libro había causado realmente impacto y conmoción. Como lo primero es más bien dudoso, habida cuenta de que los efectos de aquellas enseñanzas sobre la “Cruzada de Liberación Nacional” en las mentes de los estudiantes durante casi cuatro décadas y en la de los pseudohistoriadores, polemistas, contertulios y falsarios de todo pelaje que surgen por doquier en los medios y en los comentarios de las noticias relativas a la Memoria Histórica, debemos pensar que Herbert R.Southworth, historiador norteamericano vinculado a movimientos progresistas y antifascistas durante los años treinta y cuarenta y que acabó haciendo de la historia de la guerra española su especialidad, y su libro acabaron siendo la termita que, como en “L’Estaca” de Llach, acabaron pudriendo las concepciones y planteamientos sobre lo “políticamente correcto” que habían querido inculcar en los universitarios más ávidos, deseosos también de romper con lo que les habían contado. Tal es el caso del exrector Carlos Berzosa, que prologa esta edición.
Las elecciones que ganó el Frente Popular, objeto aún hoy de manipulación histórica por el revisionismo derechista tipo Moa, Vidal, De la Cierva, Jiménez Losantos...; el asesinato de Calvo Sotelo; los falsos planes revolucionarios de la izquierda española sobre los que se justificó buena parte del discurso golpista; el reclutamiento y carácter de las Brigadas Internacionales; la más que supuesta adhesión a Moscú del gobierno de la República y, sobre todo, de su último primer ministro, el doctor Juan Negrín; las características abolutamente dispares de la represión en la retaguardia rebelde/nacional y gubernamental/republicana son algunos de los temas tratados por Southworth con una capacidad analítica y una amplitud de recursos que, aún hoy, cuando muchos archivos y memorias se han abierto y muchas tesis de las exhibidas por el autor se han probado, dejarían pasmados a esos recalcitrantes revisionistas antes citados. Testimonios valiosos procedentes de ex brigadistas como Malraux, Fischer o Spender o de católicos airados por ver como la Iglesia apoyaba hechos como los acaecidos en Guernica o Mallorca (Maritain, Bernanos) bajo excusas como la de la carta colectiva de los obispos españoles son tenidos en cuenta en una obra que, a día de hoy y probablemente más que nunca, sigue siendo todo un referente.
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