jueves, 22 de diciembre de 2011

ESPECTACULARES: DE BOLOS POR ALICANTE

DE BOLOS POR ALICANTE
El seguimiento de los conciertos que Mario Boville, cantautor a la par que voz y guitarra de los madrileños Alpargata, realizó en este mes de diciembre por el interior de Alicante, sirvió para mostrar que la provincia no quiere dar sólo la imagen típica de las playas repletas de la Costa Blanca y los rascacielos estilo Gran Manzana de Benidorm, Gandía o Cullera - Moviéndonos por las comarcas de la Marina y del interior, encontramos un paisaje distinto y merecedor de penas (y alegrías, claro) y gente distinta y dispuesta a activar las mentes de sus vecinos a través de otras propuestas culturales.

GATA DE GORGOS
La primera parada de este reportaje es el pueblo de Gata de Gorgos, cercano a los municipios de Jávea/Xábia, Denia u Ondara, más sonoros en cuanto a destino turístico y veraniego se refiere. Sin la fama de los primeros y sin playa (“vaya, vaya”, que dirían The Refrescos en su canción veraniega sobre Madrid), en él se localiza la ArtHouse Gata, un pequeño pero extraordinario lugar donde disfrutar de las propuestas pictóricas y también, según la idea de su propietaria, la joven inglesa Julia Evens, de un tiempo a esta parte de propuestas escénicas como el propio concierto de Mario. No sólo es un lugar para exponer, sino también para que jóvenes y adultos puedan introducirse y aprender a pintar.
Concebida como un punto de encuentro, sobre todo para la numerosa colonia británica establecida en la región, y según se pudo comprobar en aquella sesión de canción de autor donde hubo de todo, siempre con buen humor (incluso en las peculiares traducciones al inglés del artista, y es que el idioma de Shakespeare no es fácil, menos cuando estás pendiente de guitarra, repertorio y de un público que tampoco domina la de Cervantes…), el lleno garantiza numerosas probabilidades de éxito para futuros proyectos encaminados a esta “integración de las artes” que concibe Julia. Puede ser -“why not?”- un punto de inflexión para colocar a Gata de Gorgos en el mapa.
En el exterior, conversamos con alicantinos -javienses como Araceli, expatriada a la capital del reino para proseguir con su formación artística y que colabora con otro espacio del que ya hablamos aquí, la sala “La Perla Negra”- que exponen la problemática de desarrollar actividades culturales de corte “alternativo” en los pueblos de la Marina: el ayuntamiento, los recortes presupuestarios, las dificultades para que los artistas locales puedan darse a conocer, el desconocimiento por parte de los vecinos de otras propuestas… Pero, al tiempo, surgen las ideas. Es un análisis DAFO (Debilidades-Amenazas-Fortalezas-Oportunidades) hecho con la inmediatez del momento y la fuerza del entusiasmo (o de las cervezas en forma de pócima de Asterix, lo mismo da). Audacia sin medios. O más bien, sin miedos.

SAX
Reponemos energías alojados en la generosidad y la casa de Julia en Benidoleig, un pequeño pueblo del Montgó de nombre de reminiscencias árabes (como Benidorm, Benicassim o Benitatxell, el prefijo “Ben” recuerda al clan familiar de los fundadores, los “Ban-u” que lo establecieron) y tras pasar una velada entre guitarras, al calor de una chimenea y de una humanidad entrañable. Antes de partir a Sax, en el interior de la provincia de Alicante, entre Elda y Villena, nos acercamos al Mediterráneo invernal en Jávea. Dormitando, el mar pintado de azul  en largas noches de invierno de Serrat asemeja una laguna mientras comemos sepia y pescaditos en el puerto. Con el estómago lleno y el tanque del coche lleno, partimos.
La casa rural donde tocará esa noche se encuentra en un pueblecito-pedanía-barriada, Santa Eulalia, que se nos aparenta un decorado de rodaje de la guerra civil. Ante la ausencia de gente en sus calles, nos preguntamos si estamos en un pueblo abandonado o si en cualquier momento se nos acercará una viejecita enlutada con pañuelo negro en la cabeza, quién sabe si camino de la misa o de un mitin de Pasionaria (en función de en qué manos esté el pueblo-decorado), rompiendo el continuo espacio-tiempo. La casa, eso sí, apartada de la ¿civilización?, es desde luego un oasis que por la noche se convertirá en una sala de conciertos.
Nuevamente, nos encontramos con ideas revitalizadoras. Una carpa para el verano, donde hacer conciertos al aire libre y espectáculos de teatro, circo… lo que se tercie. Manuel, que vino para quince días y lleva ya dos meses, según nos cuenta, se encarga de montar el espacio exterior y nos lo enseña con el entusiasmo del padre que muestra a su recién nacido. Suena bien, desde luego. Y no estaría nada mal volver. En cuanto al concierto y el trato de la gente en aquella velada de Sax, muy bueno…aunque con otro punto surrealista del cual Mario, si algún día os llegáis a encontrar con él, os podrá dar más detalles (“PAPARRUCHAS”, como los sacerdotes, se guarda para sí el secreto de confesión).
Un fin de semana positivo, revitalizador, para nosotros, antes de incorporarnos a nuestra vida en el Matrix de la Villa y Corte. Encuentro con gente amable, descubrimiento de otra Alicante, distinta, posible, y disfrutando, como siempre, de la música y las canciones de un poeta ácido, amargo, salado y a veces dulce como Mario Boville. Va por (y para) ustedes.

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