lunes, 5 de diciembre de 2011

FORMENTERA


FORMENTERA
CUEVAS, LEYENDAS Y NEW AGE EN LA PEQUEÑA BALEAR
 
FORMENTERA ES, CON SUS 80 KM2 Y CINCO MIL HABITANTES ESTABLES, LA MÁS PEQUEÑA DE LAS ISLAS HABITADAS DEL ARCHIPIÉLAGO DE LAS BALEARES. SU HISTORIA SE HA VISTO SALPICADA DE ASALTOS DE PIRATAS BERBERISCOS Y NORMANDOS, HECHOS REFLEJADOS EN LEYENDAS POPULARES QUE EXPLICARÍAN EL ORÍGEN Y UTILIDAD DE SUS MÚLTIPLES CUEVAS. VISITADA EN TIEMPOS MÁS RECIENTES Y BENIGNOS POR PINK FLOYD, BOB DYLAN Y MULTITUD DE “PELLUTS” (HIPPIES) EN LOS SETENTA, LA ISLA SEMEJA UN PARAÍSO A PROTEGER A LA VUELTA DE LA ESQUINA.

CÓMO LLEGAR Y CÓMO MOVERSE

Formentera no tiene aeropuerto, así que la única manera de llegar a la isla es utilizando el transporte marítimo desde Ibiza al puerto de La Savina, en la punta NW de la isla. Hay varios servicios diarios entre la capital ibicenca (el aeropuerto de Ibiza/Eivissa - Es Dodolar se encuentra a una decena de kilómetros del centro de la ciudad) y Formentera. Los horarios se pueden consultar en los puertos de partida y destino o en las webs de las compañías Balearia (www.balearia.com) y Umafisa (www.umafisa.com).
Alquilar un coche o una motocicleta es la forma más convencional de moverse y existen numerosas agencias en el propio puerto de La Savina. Quizá no es tan conocido que las agencias que alquilan motocicletas ofrecen alquilar, asimismo, bicicletas. Dado que Formentera es una isla que se recorre en 20 minutos de una punta a otra en vehículo a motor y que hay calas para cuyo acceso hay aparcamientos disuasorios y de pago para automóviles, es una opción muy a considerar. Eso sí, no es recomendable la ascensión en bici a La Mola salvo que se sea ciclista profesional. Mejor tomar el autobús, esperándolo sin prisa alguna…que es como hay que esperar los buses en las islas Pitiusas.

Formentera es, sobre todo una curiosidad en nuestra geografía. Xavier Moret, en su obra “Zanzíbar puede esperar”, segunda de las entregas del detective alternativo Max Riera, nos da cuenta de una isla de aguas azul turquesa donde, hasta la aparición del “mal rollo” (la heroína) era posible convertir los pensamientos en miel tumbados bajo una higuera, como cantaba Pau Riba. Quienes han comprobado el estado del Mediterráneo en las costas de Levante aún se estarán preguntando si alguna vez existieron (no ya si existen) aguas de ese color por estos lares. Pero es cierto. La fotografía del encabezamiento, del Estany del Peix, no es del mar Caribe, sino de la más pequeña de las Pitiusas.
Igualmente, Formentera es un lugar donde el tiempo parece haberse, si no detenido, si al menos  transcurrir con un sosiego mayor que en el de la península Ibérica. Correr debe ser malo para la salud de unos isleños que, de hacerlo en demasía, se marearían también en exceso, como se dice en el filme de Médem “Lucía y el sexo”, algunas de cuyas escenas se rodaron aquí. Esa bondad de las calas, ese paisaje entre agreste y lunar, salpicado por cultivos sacados a base de redaños e ingenio (hay a quien le ha dado por cultivar uva y fabricar vino en la isla) y esa bonhomía de los isleños para con los “pelluts” condujo a la llegada de hippies setenteros y a que el flower power siga siendo, aún hoy, una seña de identidad de Formentera. No en vano, las fiestas de La Mola mezclan el culto tradicional a Sant Joan con una renovada movida psicodélica; la Fonda Pepe sigue activa año tras año exhibiendo los cuadros que algunos de entonces legaron como pago por su estancia y “Formentera Lady”, la canción de los británicos King Crimson, sigue siendo un himno no oficial para la isla.
Apenas entrar en Formentera, nos detenemos frente al Estany Pudent y sus otrora malolientes aguas. El viaje entre Ibiza y Formentera nos ha llevado bordeando el Parque Natural de Ses Salines, compartido por las dos islas, haciéndonos remontar a los tiempos en que la sal era una de las bases económicas principales de las Pitiusas. Historias de trabajo duro. La del Estany Pudent, ahora paisaje digno de admirar y de aguas renovadas por la apertura de un canal que le conecta con mar abierto, es otra. Cuentan que dos hermanas habían heredado los terrenos sobre los que hoy se asienta el estanque. La desidia con la que comenzaron a gestionar ambas la hacienda, camino de la ruina por su mala administración, hicieron que poco a poco se asentara la envidia y el rencor más furibundo entre ambas, de tal modo que un día se dijeron mutuamente que ojalá el mar anegara su heredad - como si no fuera también de la que profirió la maldición -. Y dicho y hecho: el mar acabó entrando en tromba, superando los diques. La podredumbre olorosa que hubo hasta épocas no muy lejanas recordaba precisamente el mal hacer de ambas hermanas.
Otras leyendas se remontan a épocas más antiguas, cuando tras la dominación musulmana de la isla, ésta fue objeto, no obstante, de la codicia de los piratas bereberes y normandos. Los primeros iban detrás de los tesoros que sus ancestros habían dejado ocultos en las numerosas cuevas que posee Formentera. Y, al parecer, hasta las lejanas tierras del norte de Europa habían llegado tales noticias, por lo que una expedición, comandada por el pirata Sigurd, se había internado hasta tierras tan meridionales. La presencia y permanencia de normandos rubios y de ojos azules y de estatura mayor entre los naturales explica, para los “formenterers”, que al cabo del tiempo éstos acabaran siendo más altos que sus vecinos ibicencos. 
Algunas de estas cuevas, no obstante, tienen un origen menos literario. Es el caso de la Cova d’en Xeroni, en las cercanías del municipio de Sant Ferrán. Fue encontrada a raíz de las prospecciones realizadas para encontrar aguas subterráneas, y aunque la búsqueda del preciado líquido se derivó infructuosa para la época y tecnología de entonces, el descubrimiento de la cueva fue todo un hallazgo arqueológico. Las estalactitas y estalagmitas que descienden y ascienden en ella configuran un conjunto de gran belleza, encontrándose además figuras graciosas que pueden recordar desde flanes a cabezas de personajes famosos.
En el propio Sant Ferrán encontramos el que posiblemente sea el alojamiento más conocido de toda la isla y lugar de paso obligado para quien quiera acercarse a los tiempos felices y la nostalgia hippie de Formentera. La Fonda Pepe, en el carrer Major, tiene a un lado el edificio de la propia fonda y al otro el restaurante, lugar de encuentro de toda la vida de naturales y visitantes. Al mismo tiempo, para quien se acerque por la noche podrá disfrutar durante la época estival de conciertos, exposiciones y actividades de lo más variado, además de disfrutar de la ya de por sí permanente exposición artística con la que a Pepe de Sa Fonda, el fundador y padre del actual propietario, le pagaron algunos de los que estuvieron alojándose en ella.
Y es que la isla ha sido ya de antiguo un lugar de encuentro de visitantes ilustres. Aunque algunos, paradójicamente, ni siquiera hayan estado. Es el caso de Julio Verne, quien situó en ella al protagonista de una de sus novelas, “Héctor Servadac”. Verne, lector voraz, tuvo conocimiento de que el faro de La Mola era un importante observatorio astronómico y que, además, había formado parte de un triunvirato de observatorios (con París y Dunkerque, Bélgica) que posibilitaron la adopción del metro y el sistema métrico en casi todo el mundo gracias a los estudios de los franceses Aragó y Biot en 1806-1808. Servadac, convertido en alter ego literiario de Verne, puso a la pequeña isla balear entre las letras internacionales.
Pero en El Pilar de La Mola, el pueblo en el que ahora nos situamos, sí estuvieron nada menos que Pink Floyd y Bob Dylan, en el llamado Molí Vell, hoy reconstruido y perteneciente a una fundación. Eran los tiempos de la psicodelia, de darle una oportunidad a la paz, de hacer el amor y no la guerra, de la respuesta en el viento y de King Crimson cantando suave y luego aumentando poco a poco la potencia aquello de “Formentera lady/dance your dance for me”. Pudiera ser que Formentera fuera un lugar de paso o de permanencia definitiva de quienes decidieran alejarse del mundo que les había decepcionado sobremanera. Fuera como fuese, los que encontraron aquí un hogar no terminaron de desprenderse de aquel modo de vida.  
Así, se puede comprobar cada domingo a la tarde (en sesión doble los jueves en verano), se celebra la Fira Artesanal en El Pilar. Decenas de puestos y un tranquilo bullicio, valga la paradoja, se instala en las cercanías de la iglesia y la parada del autobús, entre una multitud de colores y objetos entre los que destaca la bisutería, las prendas de vestir, los complementos y curiosidades varias como los instrumentos musicales hechos a mano (en Sant Francesc, el municipio capital de la isla, existe Formentera Guitars, donde pueden adquirirse guitarras artesanales elaboradas por el alemán “Eki” Hoffmann). Y las fiestas de Sant Joan - 23 de junio- combinan lo cristiano y lo pagano en unos festejos llenos de colorido y magia.
La reducida superficie de Formentera y su estrechamiento central favorecen que llegar de unas playas a otras sea sencillo. Ses Illetes en la parte occidental, cerca de Es Pujols; la extensa playa de Es Migjorn en el centro-sur, próxima a Sant Ferrán; la de Tramontana, al norte; Cala Saona, al oeste de Sant Francesc, en el camino al cap de Barbaria (punta más meridional de la isla y desde la que, en los días claros, es posible ver la costa argelina, de ahí su nombre)… En ellas es posible practicar el nudismo, someterse en alguna de ellas a un terapéutico baño de barro y disfrutar tanto de unas aguas inmaculadas y de gran riqueza biológica (de cuya destrucción, no obstante, la iniciativa RIP Posidònia Formentera nos alerta), como, en algún caso, de una agradable puesta de sol.
Es el caso de la playa de Migjorn, donde se encuentra situado el Blue Bar, en cuyo exterior es posible fundirse con el universo real y en el interior recrearse con uno inventado, a través de planetas, cohetes y asteroides colgando de un techo azul salpicado de estrellas.
No podemos menos que recomendar visitar y describir esta pequeña perla a pocos kilómetros de distancia, en muchos casos, de nuestros lugares de residencia o nacimiento. Quizá sea un trayecto corto. Pero no hay duda será intenso. Y eso no tiene nada de legendario.
 
 







2 comentarios:

  1. Olééé!! enhorabuena al redactor!! desde mi vivencia como vividora de la isla en este verano os dejo este video que monté tejiendo algunos de los mejores retales de tan maravilloso manto de experiencias, sentimientos, encuentros vividos en esta tierra de sueños conquistados.... abrazos!!
    http://www.youtube.com/watch?v=okwQAwmt37g

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  2. Adjuntaremos este video a la página de PAPARRUCHAS en Facebook para que haya más difusión del mismo. Un placer y muchas gracias Vicky.

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